domingo, 1 de diciembre de 2013

Subida al moncayo

En 2009 logre quitarme una espinita que tenía clavada desde que era joven y descubrí que andar por la montaña era un auténtico placer, subir el Moncayo entre Soria y Zaragoza.

No esta mal, lo subí a los 50 años, y lo subí con mi hijo y el novio de mi hija, ya se ve que la perseverancia es siempre positiva.

Lo subimos en verano, el Moncayo en invierno no creo que sea muy difícil con crampones, piolet y mucha prudencia.

No es una montaña difícil, tampoco es muy idílico el camino, es una montaña áspera, seca. No esta en una gran cordillera, son 4 ó cinco cimas que forman el macizo del Moncayo. Sobre mapa topográfico el punto más alto del macizo se llama pico San Miguel y todos lo llamamos el Moncayo.

Salimos de uno de los parkings que hay en la carretera que sube al santuario de Nuestra Señora del Moncayo. Se puede subir hasta el santuario en coche pero se trata de andar y disfrutar de los amigos, el bosque, las vistas y demás. La montaña no es ni mucho menos hacer cima, es conocerse, ver lo pequeño y grande que es uno, pero sobre todo disfrutar del planeta, al margen del tiempo que haga o lo cansado que uno este, y saberse retirar a tiempo, una mezcla entre arriesgar y saber los límites que tienes.

En la foto se ve la llegada al santuario. Bueno el santuario como podéis ver es un hotel, un restaurante, un "bareto", un Albergue, parking y un santuario que es bastante bonito.




El camino de subida sale mirando de frente a los edificios por la izquierda, además hay carteles indicativos, hay una fuente cuando empieza el camino, conviene carguéis agua allí, pues en breve ya no encontrareis agua en verano.

El camino va subiendo por un bosque de abetos, pinos, helechos, es un camino bueno y bien marcado.

A los 45 minutos desaparece el bosque y vemos claramente a lo que nos enfrentamos, El circo glaciar con orientación noreste que forman las cimas de San Miguel y San Juan.

En la foto queda todo claramente explicado.




Para subir a San Miguel (Moncayo) sin dejarnos los dientes o el corazón en el intento se sube por el canchal (la pedrera) de la izquierda, es decir, subiremos a San Juan primero, por su contrafuerte, luego haremos la cuerda cimera y "voilá" cumbre.

La subida, es un subir y subir, parar para dejar de resollar de vez en cuando, y admirar como vamos dominando Aragón desde la altura.


Si vamos tranquilos y no desfallecemos, tras una hora de subir llegamos a la divisoria, como en toda divisoria, el viento es poderoso y la sensación térmica te hace decir que hace frio, conviene parar un pelín antes de llegar y ponerse alguna prenda que quite el viento. También conviene coger una referencia para enganchar el mismo camino a la bajada. Hoy en día hasta se puede hacer una foto con el móvil y comparar a la vuelta. Mas o menos salis en este punto de la divisoria.



Ahora viene una parte sencilla, fácil, pero que en general se suele hacer aburrida, recorrer todo un cordal, no hay que hacer un gran esfuerzo, suele hacer mucho aire y algo de frío, y desearías correr para hacer cima, pero con macuto y botas no es plan el correr, tienes prisa por coronar, pues no lo tengas y a andar hasta la cima del Moncayo.

Cerca de la cima hay un pequeño monumento, y este es el cordal recorrido con sus indicaciones.


La cima es vértice geodésico, punto de triangulación topográfico, el típico tubo de uralita sobre base de hormigón, cuya destrucción esta penada por la ley según pone en placa. Quien seria el pobre currito que cargase con el tubo y demás, pienso que usarían mulas, ni siquiera unos helicópteros. No sé, si hoy en día, esos vértices se usan, pero ahí están en muchas cimas para decirnos "has llegado".

La vista es impresionante, Soria en su extensión, Zaragoza a tus pies, puedes imaginar Urbión y casi Pirineos. Ademas junto a la cima han hecho unos cortavientos de piedra y merece la pena estar un rato viendo esas vistas maravillosas.

La Vista hacia Aragón


La vista hacia Soria


Para volver, es desandar lo andado. Teniendo cuidado de enganchar bien con el camino de bajada, y cuidando los resbalones y las rodillas.


Una vez que llegas al santuario, puedes ya gastar el agua sin problemas. Y ahora a seguir andando hasta el coche, quizás con la pequeña paliza que llevas, te arrepientes de no haber dejado el coche mas arriba, pero así relajas y estiras un poco las piernas y charlas aun más.


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